viernes, 19 de octubre de 2018

#Otoño

Querido otoño,
no te vayas nunca.

Permíteme los cielos grises,
las hojas naranjas
y las tardes en su pecho.

Permíteme la rutina
el frío
y el adelanto del atardecer.

Permíteme las nubes rosas
los suelos marrones
los árboles desnudos.

Y que si llega el invierno
me pongas una manta blanca,
que nos tape
después de una tormenta
en la cama.

De esas que hacen temblar.

martes, 22 de mayo de 2018

Necesito.

Necesito claves
de versos
que me ayuden a escapar
del deseo que impuso
de tenerle como primero
cuando yo disfruto
mucho más
el postre
que sabe igual de dulce
que una victoria
sin lucha
que tenía, invisible y no contigo,
sino conmigo misma.

Necesito explotar
todos los sentimientos
que se me quedan atascados
por el miedo que tengo
a ser la rara -intensa- de siempre
que no sabe encontrar
ni busca las palabras
para romper ese tapón
que tengo en mi garganta
y corazón,
el cual no me deja salir a flote
cuando hablo o recito
estos versos que son deshechos
de un pasado de mierda
que me dejó
incompleta.

Cómo vaciar una papelera
de recuerdos
de un dolor
que ya no cabe dentro de mi
porque reboso
felicidad.

domingo, 29 de abril de 2018

Siempre han sido ellos.

Dejadme llevar la falda por los tobillos o por encima de las rodillas.
Dejadme bailar, beber y pasarlo bien.
Dejadme andar de noche y de día por la calle.
Dejadme hablar y gritar.
Dejadme tener derechos o luchar para tenerlos.

Dejadme dejar de pensar que he nacido con una maldición por ser mujer, porque empiezo a creer que esa maldición es haber nacido en un mundo con hombres más libres que yo.

Nunca tuve la culpa de que me siguieran por la calle y tener que correr hasta el bar más cercano para sentirme protegida.
Odio tener que avisar que he llegado sana y salva a casa cuando no tendría que ser necesario.
Yo no permitía ese baile con roces que me dejó acorralada en la pared.
No dije que no, pero tampoco dije que sí y aun así su placer estuvo allí.
Me maquillo para mi, me visto bonita para mi y aun así siguen masturbándose delante de mi.
Los asientos del transporte público siguen teniendo separaciones y yo sigo sintiendo sus piernas e incluso sus manos en las mías sin haber hecho nada más que salir de casa para ir al trabajo.

Siempre han sido ellos, los culpables de las condenas a muerte que tenemos por ser el sexo débil, objetos de consumo para su placer y necesidad,
siempre han sido los castigadores de nuestra vida, los que crecen el odio hacia nosotras mismas, los inventores del miedo a la oscuridad, de las inseguridades, de la perfección.

Siempre han sido ellos los encargados de cortarnos las alas porque no saben que nosotras, volamos más alto y más rápido y tienen miedo de que nos escapemos.

Qué pena que no se den cuenta de que la jaula donde nos han encerrado toda nuestra vida es igual de invisible que las diferencias que impusieron ellos para maltratarnos y violarnos, al igual que la falsa justa justicia que condena a un pobre por robar comida cuando se muere de hambre y no a un grupo de hombres cuando violan y matan a mujeres inocentes y las juzgan cuando hablan y denuncian cuando

Siempre han sido ellos los culpables de todo.

#Cuéntalo

martes, 10 de abril de 2018

Órgano en pedazos.

Un corazón roto
es como un puzzle
lleno de piezas
que han dejado de encajar
en un mismo espacio y tiempo.

Es una grieta en el valle más llano,
que separa lo que creíste
de lo quisiste y abre la puerta a la verdad.

Es un abismo de miedo lleno de vacío, donde se escapan llantos de anhelo a algo que ni siquiera fue real.

Un corazón roto es una resurrección a la realidad,
una vía de escape de cadenas,
una explosión necesaria para volver a la vida.

Un corazón roto es libertad y aprendizaje de costuras a un órgano vital, que no se tiene que volver a desangrar.

martes, 20 de febrero de 2018

Guía.

Tengo rota
hasta la brújula
que impedía las tempestades
encargadas de sustituir
el vacío que me deja
tu ausencia.

He aprendido
a guiarme hacia un camino
donde los muros
se tumban
con suspiros
en forma de victorias
y las rosas
no tienen espinas
que clavarme en los tobillos.

Los terremotos los tengo
en las muñecas
cada vez que sangro
escribiendo
sobre ti
y aun así te olvido.

La lluvia me quema
como el ácido
de tus últimas palabras,
antes de empezar a correr.

Entonces es ahí
cuando me queman
las ganas de alejarme
aún más
de tu mera presencia en este mundo.

sábado, 27 de enero de 2018

Mi vacío.

Cuando ya no estabas me di cuenta de lo que perdí 
y sólo se me ocurre una cosa: mi tiempo.
Gané vacío 
cuando desalojaste mi interior de ti 
y tus órdenes de sargento empoderado, 
dejándome amueblar con mi renovado poder 
un cuerpo más fuerte 
y una mente más segura.

Ahora me doy cuenta 
de que quizás debería haberte desahuciado yo misma,
luego recuerdo las cadenas.

Con el corazón en el puño 
le doy una paliza a la vida que me has impuesto,
libero toda la rabia en forma de sueño 
y cansancio por vivir con todo esto.
Porque sin saber que eran tus manos, 
las armas que me matarían al final de la historia, 
me agarré a ellas, 
me subiste hasta tu pecho 
y me obligaste a anclarme a él.

Las balas de tu cuerpo sobre el mío 
me hicieron ceniza 
y yo no conseguí hacerme fuego. 

Te di todo de mi alma 
y tú lo usaste contra mi misma 
para perderme. 

Me he vuelto a tus ojos una rebelde sin causa,
aunque sea esa misma, 
porque ya, no me da miedo.

Pienso llenarme de presente 
y futuro y enmarcar mi pasado 
para inaugurar y celebrar
que en mi vacío, mando yo. 

sábado, 13 de enero de 2018

Pólvora.

Guerrera, pero no de cuento
sino de lucha interna
frente a mis miedos.

Me ha costado encontrarme
y no quiero volver a perderme,
he estado un año entero
recorriéndome
y ahora conozco cada centímetro
de mi piel,
que perdona pero no olvida
con más socavones que antes
en forma de cicatriz
pero con una capa de fuerza
en forma de armadura.

Encontré la bala
que me mató
desde el interior,
descolocando las piezas
de mi corazón.
Queda muy bien en el hueco
que dejó,
y me la pienso quedar de recuerdo
que despierte mis enredos.

Ahora hago de mis cenizas
pólvora
y me quedo a pie del cañón
protegiendo mi libertad.
Me miro y amo lo que veo,
ya basta de seguir dando rodeos
por comentarios,
tú sola no eres un buen equipo.

La tormenta que me ahogaba
e intentaba evitar sin éxito
ahora es calma
aunque nunca podré callar
todo el ruido que hizo.

Sigo sintiendo algo de dolor
por seguir poniendo fecha en mi corazón.
Pero soy mi propio refugio
y me niego a que llegue el invierno
aquí dentro.