jueves, 19 de enero de 2017

Pequeñita.

Ahora entiendo
esa manía
de llamarme pequeña.
Ahora lo único que haces
es hacerme sentir así;
diminuta, invisible.
Insignificante, cero.
En los momentos que tengo,
te pienso.
Confusión se ha vuelto
mi mejor amiga.
Tal vez porque no entiendo
ese comportamiento
ese trato
esas palabras
esos actos.
Ese empeño en dejarme
por los suelos.
En destrozarme y hacerme
en trozos aún más pequeños.
En quemarme y que me consuma
para dibujar con mis cenizas.
Qué pena
(para ti)
que el fénix renazca
de esas mismas.
Se recompone,
y no te necesita.