martes, 20 de febrero de 2018

Guía.

Tengo rota
hasta la brújula
que impedía las tempestades
encargadas de sustituir
el vacío que me deja
tu ausencia.

He aprendido
a guiarme hacia un camino
donde los muros
se tumban
con suspiros
en forma de victorias
y las rosas
no tienen espinas
que clavarme en los tobillos.

Los terremotos los tengo
en las muñecas
cada vez que sangro
escribiendo
sobre ti
y aun así te olvido.

La lluvia me quema
como el ácido
de tus últimas palabras,
antes de empezar a correr.

Entonces es ahí
cuando me queman
las ganas de alejarme
aún más
de tu mera presencia en este mundo.