martes, 25 de julio de 2017

Revolución libre.

Soy revolución
que debe ser liberada
de los grandes pesos
que nos ancla el
destino.

Debo tirar de mi
carro
lleno de sueños
y esperanzas.
Algunos cumplidos
y las últimas
en mi misma.

Me pido perdón
por todo el daño
que me he hecho.
Porque la única
que nunca me va
a romper, soy yo.

Mi amor,
de mi vida.
Hacia mi misma.
Es el único
para siempre
que he jurado.

Asesinato.

El final
de esa fantasía 
que tienes
con la que 
dice
ser tu alma gemela,
debe, es,
asesinato.
El crimen perfecto
para destrozarte
por dentro.

Sigo escribiendo
al que me ha matado en vida
porque no encuentro
otra forma de gritar
a los cuatro vientos,
que no hay dolor
más horroroso
que el dejar de existir
para alguien 
que supo engañarme tanto
para que se lo diera todo,
a mi todo, 
mi gran desconocido.

A veces me pregunto
si te sientes culpable,
si de verdad te importaba
el futuro,
si planteabas matarme
de esta forma tan cruel
y dolorosa
o si simplemente
prefieres no hablar del tema 
para hacer que todo esto
no existió.
Para salir ileso 
de mi asesinato.


Muerta en vida.

Tuviste los mejores días
de mis peores años
y aún así me diste
los peores de los tuyos
y los convertiste
en míos.

Te deben de comer
tus demonios
por dentro
al acumularlos,
al no poder echármelos
de comer.

Se te debe inundar
la sangre
de recuerdos.
De quemazón,
de mi calor.

Lo mejor que me has dado
ha sido por muerta
en vida
y tu adiós.
Porque rompí mis cadenas
al abandonarme
y, ahora
estoy más viva
y libre
que tú.